En 1562, Diego de Landa, obispo de Yucatán, ordenó un auto de fe donde se quemaron 40 códices mayas y 20000 imágenes. Este acto simbólico sirvió para erradicar de un esfumazo el registro visual de toda una civilización. No es un acto aislado; nuestra América tiene una tradición de pirómanos etnocidas. No me imagino porqué alguien querría ser parte de esta línea de sucesión...
Sepa más sobre los
cuatro códices que sobrevivieron esta mansa cagadita...